Radio Club Alcorcón

Historia agridulce de un Radio Club

 

El Radio Club Alcorcón (en adelante RCA), nació de la unión entre la necesidad de libertad y la ilusión.

La necesidad de libertad con respecto a URE, que todo lo controla y todo lo dirige.

La ilusión de unos pocos radioaficionados de Alcorcón por tener un lugar donde reunirse, hacer radio, enseñar a los recién llegados, emprender proyectos de forma conjunta.

Todo era como un cuento y realmente salía como tal.

Jesús EA4QU (QEPD) por medio de un amigo, nos consiguió un local. Un local que era un sueño.

Sede del Radio Club Alcorcón

Se trataba de un piso piloto, ya sin uso dado que la constructora había vendido todos los pisos, el cual constaba de dos viviendas, una (que había sido el piso piloto), ocupada por un vigilante y la otra (que había sido la oficina), vacía.

Naturalmente tenía moqueta y además en buen estado, si no, no habríamos aceptado el local. :-)

Tenía a la entrada un aparcamiento para unos 50 coches, que naturalmente pasó a ser el aparcamiento del RCA.

El plano más o menos era:

Plano del RCA

Se accedía por el "salón de reuniones". Era la habitación más grande, donde pusimos una mesa de reuniones con unas 30 sillas. En un rincón pusimos un casillero para las QSL.  Las dos paredes exteriores eran sendas cristaleras, las cuales por seguridad convertimos en paredes de ladrillo.

Cuarto de radio

Además tenía otras tres dependencias, una se convirtió en el "cuarto de radio", con una mesa suficientemente amplia donde pusimos un equipo de HF y varios equipos auxiliares.

La siguiente era el "cuarto de estar", era donde charlábamos cuando éramos pocos, hasta 6 u 8.

Y finalmente estaba el "almacenillo-trastero", donde metíamos los trastos y donde teníamos un frigorífico para tener bebidas frescas.

La verdad es que el sitio era ideal.

Como cualquier asociación que se precie, el siguiente paso fue crear unos estatutos y legalizar el RCA, lo cual se consiguió sin grandes esfuerzos.

Naturalmente, otro requisito imprescindible era la obtención de un indicativo "guapo".    ¿Cuál mejor que EA4RCA? Lo solicitamos y nos lo concedieron.

El siguiente reto, fue la antena. Alguien sugirió poner una antena que no se pudiera tener en una casa normal, dado el espacio y las facilidades que teníamos.
Miramos qué antenas había en el mercado y nos decidimos por una de fabricación nacional, una del Sr. Caballería. Se trataba de una direccional de 7 elementos, para 10, 15, 20 y 40 metros.
La antena era magnífica, aunque era toda una aventura, subir tal "monstruo" a la punta de una torreta. Pero... cuando un grupo de radioaficionados se propone algo...

EA4YD, EA4ADS, EA4AGG, EA4YB y EA4YN

¡Al abordaje!    Lo primero era preparar los vientos, cable de acero trenzado y aisladores de porcelana.

En la foto, preparados para trabajar: José Luis EA4YD descansando del "duro" trabajo, Paco EA4ADS con un rollo de cable, Pablo EA4AGG escondido, aunque de tímido nada, Pepe EA4YB (QEPD) el gestor de los aisladores y César EA4YN controlando.

EA4TQ, ¿EA4BES?, EA4YD y EA4ADS

Nos pusimos como enloquecidos a preparar los vientos.
Arturo EA4TQ, ¿Domigno EA4BES? escondido, José Luis EA4YD y Paco EA4ADS presumiendo de lo bien que le había quedado un aislador.    Estábamos haciendo unos vientos "casi" perfectos.

La torreta

La torreta nos quedó estupenda. Tres niveles de vientos y el rotor, todo preparado para poner la antena, sólo había dos problemas: El tamaño de la antena y la altura a la que había que subirla.

Unos hablaban de la posibilidad de alquilar una pluma para subirla, mientras que otros preguntaban si éramos radioaficionados o "nenas".

Total, buscamos a un osado que subiera a enganchar la antena cuando estuviera en la punta de la torreta y nos pusimos "manos a la obra".

La subida de la antena

EA4YN (César) y EA4ADS (Paco) tiran de una cuerda. Alguien que se esconde detrás de Paco, no está por trabajar. EA4YG (Antonio) y EA4AGG (Pablo), "dirigen". EA4MQ (Miguel) se atreve el solito con otra de las maromas.

Subiendo...

La antena empieza a subir...

Por la mitad...

Ya va por la mitad...

¡Ya está arriba!

Y por fin, la antena llega arriba. Allí estaba "el pirámides" esperándola. ¿Por qué le llamarían "el pirámides"?

La antena montada

La antena ya estaba horizontal y sujeta al mástil... a algunos se nos terminó la taquicardia.

La antena montada

Faltaba soltar las maromas que usamos para subirla... ¿Verdad que era una antena "guapa"?

EA4KI verificando la antena

José María EA4KI probando la antena.     Funcionaba perfectamente.

Con todas las tareas importantes finalizadas, lo primero que había que hacer era un cursillo de telegrafía.   Nuestro "profe" (el mejor), José María EA4KI.    Si bien es cierto que terminamos menos de los que empezamos, no es menos cierto que fue un éxito.

Lo segundo era un concurso.   Intentamos que el Ayuntamiento nos echara una mano desde el punto de vista económico, pero no lo conseguimos, así que en vez de premios importantes, diplomas y placas.   Estuvo bastante animado y salió bien.

Lo tercero era...

Capítulo 2

Como en el mejor de los sueños, cuando estás en lo más interesante... suena el despertador.

En este "sueño", el despertador era unos grandes almacenes que se fijaron en el lugar que ocupábamos, y les gusto el sitio.

Se pusieron en contacto con la empresa constructora, dueña de los terrenos, y ésta (después de pensarlo mucho :-D, decidió que prefería vender el terreno a los grandes almacenes que prestárnoslo a nosotros.

A los pocos días, de forma todavía no clara, se nos cayó la antena... destrozada.

Unos días después, entraron en el RCA (el vigilante ya se había ido y el piso de al lado estaba vacío), y nos destrozaron todo.  TODO.

Y aquí acaba (casi) la historia del RCA.   Los socios se "perdieron".   Al poco tiempo empezaban las obras de los almacenes "de cuyo nombre no quiero acordarme"...

¿Murió el RCA?   No.   Lo metimos en el congelador y lo tenemos crionizado hasta que vengan tiempos mejores.   En la actualidad somos 5 socios, que lo único que hacemos es realizar las reuniones anuales, de acuerdo con los estatutos; pagar el canon del indicativo para seguir teniéndolo para el día que despertemos al RCA y... nada más.

 

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